miércoles, mayo 03, 2006

ELECCIONES EN LA UCV


“Hay tanta belleza en todo aquello que comienza”
Rainer María Rilke

La Universidad Católica de Valparaíso se encuentra a pocas semanas de comenzar una nueva etapa de su vida institucional a través de la elección de su máxima autoridad.

Este evento –como es esperable y deseable– ha reinstalado en la discusión universitaria, un conjunto de reflexiones y planteamientos, orientados, todos ellos, a develar la misión y el propósito de un plantel tan íntimamente vinculado a la historia de nuestra región y de nuestro país.

En este debate, algunos de sus ex alumnos -a pesar de no ser formalmente invitados- también han querido participar. Este fenómeno de comunidad a pesar del desapego, revela una extraña particularidad de la UCV. Si bien los denominados “vínculos” con sus ex alumnos se limitan a la comunicación protocolar de las líneas de extensión universitaria, algunos de ellos persisten en el deseo de mantener una actitud deliberante que compromete los temas que son esenciales en una institución que pretende contribuir a los esfuerzos de desarrollo e inclusión que nuestra sociedad se ha propuesto. Difícilmente en otras elecciones de renovación de rector se apreciará la misma voluntad y exigencia de participación que algunos ex estudiantes –y más particularmente algunos ex dirigentes estudiantiles– tienen con esta universidad en específico. La Universidad debiese sentirse orgullosa del vigor identitario que a través de esto se pone de manifiesto.

¿Quién es la Universidad?

En este marco, quienes suscribimos estas notas, queremos participar de este debate, partiendo de la base de que quienes han construido universidad no sólo son aquellos actores que habitualmente aparecen en los registros y en los textos de nuestra casa de estudios. Hay un conjunto de actores no oficiales que han colaborado para que la UCV pueda distinguirse en el ya vasto mundo de la educación superior. Creemos que la Universidad la constituyen, por lo tanto, sus trabajadores, sus estudiantes y sus profesores.

La Universidad no es una entelequia que se gobierne por leyes inmutables ni verdades absolutas. La Universidad es una comunidad de personas que contribuyen a cumplir la misión esencial que es la búsqueda, creación y reproducción de conocimiento. La Universidad, entonces, debe saber girar en torno a este ethos; facilitar la participación amplia y transparente a la hora de tomar decisiones; resguardar la justicia en el trato a sus miembros y velar por la integración de las distintas generaciones que conviven en ella. Es a través de este tipo de ambiente en el cual se pueden efectivamente cultivar valores universitarios tan preciados como la libertad, la creación, la crítica, el diálogo y también la amistad.

La Universidad tampoco es una empresa que pueda deberse solamente a sí misma o a sus clientes. Por ello, se requiere capacidad de interrogar y problematizar al mercado. Un instrumento de la economía que ha sido creado para distribuir bienes y productos, no puede terminar regulando ni la vida de las personas, ni las definiciones que una universidad adopta desde la perspectiva de sus políticas de desarrollo. Lo que no es relevante para el mercado es lo más esencial de la universidad, sobre todo si ésta es católica: la filosofía, la teología, la historia, las ciencias sociales, son aquellas disciplinas que, extremadamente postergadas en los últimos años, deben adquirir un nuevo status y condición.

¿Qué le pedimos a la Universidad Católica de Valparaíso?

Le pedimos capacidad de observar el mundo y capacidad de observar nuestro país. Le pedimos comprender el funcionamiento de nuestras sociedades y los desafíos que los profundos cambios que hoy se experimentan en el plano cultural, social, político y económico tienen para el mundo universitario. Una Universidad ensimismada, sin diálogo con su entorno, con su contexto, no puede ser un buen centro académico.

Le pedimos a la universidad capacidad para comprender la diversidad y respetar las culturas. Una sociedad que hoy se caracteriza por su heterogeneidad debe tener en el mundo universitario soportes institucionales que garanticen su expresión, su difusión y su protección. Una universidad plural es también una universidad abierta al debate y a la controversia entre distintas formas de pensamiento.

Le pedimos a la Universidad tener una reflexión ética en relación a los problemas de la sociedad. Frente a los fenómenos del mundo, hoy no sólo se requieren investigaciones, estudios y aplicación de políticas públicas; ante todo, se requiere dimensionar las implicancias éticas que aquí aparecen. La Universidad debe tener, por lo tanto, una opinión frente a los problemas de la desigualdad, la exclusión, la ausencia de civismo, la fragmentación de lo social, la discriminación, etc. Esta es una responsabilidad irrenunciable frente a la cual la Universidad no puede actuar con inocuidad.

Le pedimos a la Universidad un compromiso con el País, con sus regiones, sin que necesariamente intermedie un contrato de prestación de servicios con el Estado. El ejemplo de algunos de sus estudiantes, académicos y trabajadores, quienes impulsan a diario proyectos solidarios son una positiva iniciativa que debe extenderse e institucionalizarse.

Le pedimos a la Universidad comprender el Mundo del Trabajo. Esperamos de la universidad mayor justicia en el reconocimiento del aporte de sus trabajadores a la construcción de su historia; pero así también esperamos la aplicación de mayor innovación, energía y audacia para crear nuevas ideas que aborden las complejidades que el trabajo hoy tiene desde la perspectiva de la profundización o disminución de variadas inequidades. Una universidad que nace para abordar los temas del trabajo, debe pronunciarse sobre los fenómenos que éste experimenta en el mundo de hoy, proponiendo iniciativas que amplíen su dimensión de derechos.

También le pedimos a la Universidad comprender el mundo de los estudiantes. La fragilidad que hoy experimenta la FEUC-V no es sólo un problema de sus alumnos, es un problema de la institución. La Universidad tiene, por lo tanto, una gran responsabilidad con los jóvenes, con sus organizaciones, con sus iniciativas, con sus espacios de asociatividad. Si algunos ex alumnos hoy comprometemos estas notas es porque a la Universidad no sólo fuimos a aprender de nuestras disciplinas, allí también aprendimos a ser buenas personas y buenos ciudadanos.

Pero nosotros también comprometemos. Comprometemos nuestro cariño, comprometemos nuestra preocupación, comprometemos nuestra actitud, para que esta comunidad que todos hemos formado siga siempre vigente.

Otoño 2006

Pablo Andueza
Yuri Contreras
Marcel Thezá
Miguel Toledo
Ex presidentes FEUC-V