miércoles, enero 20, 2010

TRISTEZA PROFUNDA


18 de Enero de 2010


Qué dolor del alma se siente hoy. Ayer-aunque todo anticipaba la derrota- igual fue una sorpresa. El primer sentimiento fue de incredulidad, y aunque la racionalidad decía que definitivamente la derecha había triunfado, esperaba que algo mágico sucediera, porque ya no era posible nada más. Una vez definidos los resultados, todas las voces de los comentaristas apuntaban al estrecho margen de la derrota. Para ser precisa 222.999 votos.

En la primera vuelta, los votos de Arrate (6,21%) y MEO (20,13%) sumaron 1.827.479 votos, correspondientes al 26,34%. De esos, FRE! obtuvo 1.306.287 votos en la segunda vuelta, es decir del total anterior, un 19,74 adhirió al candidato de la Concertación y 521.192 electores optaron por Piñera (6,6% de la primera vuelta). Asimismo, hubo un marginal número de nuevos votantes, correspondientes a 5.082 personas que se podrían considerar del presidente electo para efectos de este texto.

Es decir, 223.000 personas fueron las que inclinaron la balanza hacia la derecha, terminando con el ciclo concertacionista iniciado en 1990. Lo primero que pensé fue que por un largo tiempo quedaría pendiente la convocatoria que FRE! Se había comprometido a hacer para una nueva Constitución para Chile. Pensé que otra vez la generación de los 80 nos quedábamos quizás para siempre con esta carta magna de hoy, un engendro de lo que Jaime Guzmán elaboró y que fue llenándose de parches y zurcidos de todo tipo durante esta larga transición que sigue sin terminar.

Pensé en la Reforma Constitucional al uso de las aguas; en las reformas laborales pendientes; en la Ley de Cuotas; en al aborto terapéutico (porque del otro para que hablamos); en la legislación sobre las relaciones de hecho (del matrimonio entre personas del mismo sexo, no pasará de ser un spot televisivo); en la creación de una AFP estatal (o cambia este sistema); en las ISAPRES que nos van a seguir cobrando con sus planes que discriminan a las mujeres; para que hablar de Paridad; o de Reforma Tributaria. ¿Se privatizará ENAP o ENAMI o un porcentaje de Codelco? Qué cantidad de temas pendientes que nos quedaron para democratizar efectivamente este país.

Pero la democracia es como es, y la ciudadanía escogió a Piñera y a la derecha para que gobiernen. Escucho los llamados a la Unidad Nacional, a retomar la senda de los consensos parlamentarios, a la búsqueda de perfiles “técnicos” entre los funcionarios actuales, y la verdad es que primero creo que hay mucho que arreglar entre nosotros mismos, y mucho que conversar acerca de cada una de las decisiones que se fueron tomando o que se optaron por no enfrentar.

Otra vez, la generación de los 80, expresada en Carolina Tohá y Claudio Orrego, tendremos una larga tarea de reinvención y diálogo, porque espero que varios de los 60 y 70, ahora que ya no tienen el poder, se vayan a los cuarteles de invierno, y no pretendan dar lecciones sobre lo que no hicieron. Tal como dijo Lagos, líderes para los triunfos hay muchos, pero para hacerse cargo de las derrotas, muy pocos.

Responsabilidades hay muchas, pero de distintos calibres, y esto hay que transparentarlo. No me gusta escuchar voces diciendo que no es la hora de la crítica, porque si la es, partiendo por las directivas partidarias. No creo que sea necesario tomarse los locales de funcionamiento, porque allí no estamos los militantes. Hace mucho rato que dejamos de sentirnos convocados allí, hace mucho tiempo que nuestra adhesión partidaria no se expresa abiertamente y prácticamente no participamos en nada.
La campaña era una oportunidad para reunirnos, pero más bien nos ahuyentaron. Las iniciativas que se propusieron quedaron en el vacío, y si no fuera porque a pesar de todo creemos en el proyecto que iniciamos en los 80, este 48,3% habría sido menos.

Valoro la voluntad del senador FRE! y reconozco los esfuerzos que hizo para enfrentar los errores cometidos por nuestros dirigentes, pero le faltó un diseño estratégico que recogiera lo que realmente la ciudadanía quería: el cambio que Piñera terminó representando para el 51,6%. Quizás lo más complicado de aceptar por nosotros mismos es que FRE! representaba una vuelta al pasado, aunque él genuinamente había cambiado y tuvo el programa más progresista que hasta ahora haya tenido un candidato de la Concertación. Fuimos incapaces de expresar los importantes logros de su gobierno y posicionar lo que haríamos en el Bicentenario, si es que alcanzábamos un quinto gobierno.

Además, aceptó que su postulación adoleciera de lo más importante: unas primarias en todo Chile. Esta era una conquista que habíamos alcanzado y terminamos en una mascarada que tuvo el más alto costo.

También esperé su firmeza para enfrentar a los presidentes de los partidos, que debieron haber renunciado después de la primera vuelta, pero ello tampoco se produjo.

Valoro en él la capacidad para reconocer prontamente la derrota, dando cuenta del gesto republicano de saludar el triunfo del adversario.

Algunos optimistas dicen que nos faltaron tres semanas. No. Nos faltó menos miedo en los primeros años de la Concertación; nos faltó menos consenso con la derecha. Nos faltó mucha memoria. Nos faltó mucha educación cívica y ciudadana, para que se entendiera porque hacíamos o no hacíamos lo que decíamos. Nos faltó renovación en las prácticas políticas y menos sectarismo. Faltaron partidos políticos convocantes y abiertos a la sociedad. Faltaron medios de comunicación, y haber colaborado decididamente con aquellos que lo intentaron, y no seguir apoyándose en los medios tradicionales y de derecha. Faltó mucha autocrítica. Faltó mucha generosidad.

Foto: Incendio en Valparaíso - Roberto Acosta