martes, diciembre 12, 2006

SE HA MUERTO EL DICTADOR PINOCHET

Así lo consignó Wikipedia: El 10 de diciembre de 2006, a las 14:15 horas local en el Hospital Militar de Santiago de Chile fallece el ex-dictador Augusto Pinochet, victima de un infarto al miocardo y un edema pulmonar.

Lo más irónico de la muerte de Pinochet es que se produce cuando una socialista preside nuevamente La Moneda, y ella, el único beneficio que le da es el de recibir los honores de un comandante en jefe del Ejército. Rango que le otorgó el Presidente Salvador Allende.

Todos los cargos o mandatos que se otorgó a sí mismo –incluido el de Capitán General y el de Presidente de la República- no se han reconocido. La Presidenta ha declarado que tiene memoria, que desea la verdad y espera la justicia, y también ha asumido que la mayoría del pueblo chileno no habría tolerado un funeral de Jefe de Estado, ni tampoco el mundo habría entendido.

Nosotros no nos sentimos alegres, porque respetamos la muerte de cada ser humano -aunque nunca lo apreciamos y más bien lo repudiamos siempre, y con especial ahínco lo combatimos en los 80- pero fundamentalmente, porque la justicia no logró asentar un veredicto firme sobre los cientos de acusaciones que pesaban sobre él.

Fue expuesto en la prensa internacional como un criminal y un ladrón, y finalmente los medios del mundo lograron unanimidad al llamarlo “dictador”, pero nos quedamos con el sabor agridulce de no verlo nunca condenado.

La gente celebró en las calles de Chile con champagne, y la imagen en los medios fue de otra Pamela, también opinóloga, pero nieta de un icono feminista. Lo que se expresó fue el odio de todos quienes desean la muerte del otro. Quizás la muerte de Pinochet represente el fin de su propio odio, y esto muestre como se liberan de éste. A ellos no les importaba que estuviera enfermo, ni con arresto domiciliario, ni con procesos abiertos y repudiado por el mundo. No, no bastaba. Celebrar su muerte fue un sustituto de una victoria que nunca llegó.

Congoja de la familia pinochetista. Reflexión en el gobierno, y al final, la frase del bronce del Ministro del Interior: “fue un clásico dictador de derecha, violó los derechos humanos y se enriqueció a costa del Estado que dirigió”.

El día lunes se vio a la Presidenta frente a su guardia de Palacio vestida de negro. Este fue el gesto de grandeza de la Presidenta –lo que quería y pedía la derecha-, quizás como una muestra de respeto a los miles de chilenos que están de duelo, ya que ella se presenta como la mandataria de todas y todos.

Lo más increíble ha sido ver las colas de personas que asisten a su velorio. La pregunta que nos hacemos es cómo tantos valoran su trayectoria, a pesar de los crímenes horrorosos y de todo el robo y la rapiña. Ahí están los pinochetistas: mujeres momias, militares retirados, algunos políticos que aún se atreven a estar con él, grupos poblacionales, señoras encopetadas, algunos jóvenes desubicados, hombres de corbata. Una multitud variopinta que expresa a ese más del 40% de la derecha que habita este país.

Tironi -ex Secretario de Comunicaciones de Aylwin y actual consultor- dice que el pinochetismo no está representado políticamente en la Alianza, el conglomerado de la UDI y RN, y que debiéramos hacernos cargo de esta situación. ¿Cómo? El senador Letelier plantea que hay que ser tolerante, que es lícito tener opiniones completamente distintas, pero que la clave es que la derecha reconozca que las violaciones a los DDHH no fueron “errores”, sino “horrores”.

Tal como lo dijimos en “Nuestra Re-vuelta en MAYO (…nesa)” en mayo de 1983: “… ya no sólo nos cansamos de un gobierno opresor, de un esquema económico inhumano, de una sociedad construida sobre el despojo y la miseria de muchos, sino de un REGIMEN DE TERROR…” El Quiltro N° 8.

Lo cierto es que el general nos sigue dividiendo y la fractura tiene para rato. Igual se ha muerto el dictador.