sábado, noviembre 12, 2005

¡EL QUILTRO VIENE!

Por Lucho Figueroa

A golpes de perro también se escribe la historia. La historia de Chile está plagada de ellos, como de sus hermanas las pulgas. (Si en Chile tuvieran derecho a voto, sacan un presidente perro). Y esta presencia intrahistórica la atestiguan, entre muchos otros, perros de la estatura de Tevito, indignamente lanzado al exilio –con TV Tiempo incluido- por la bota militar; Bianca Nieves (poodle), hija de Somerville y Pía, ganadora del Festival de Canes versión 2005; o Jacobo (perdiguero), quien en ciego heroísmo salva por milagro a Maquiavelo (gato vecino) lanzado este invierno voluntariamente al Canal San Carlos por el menor de iniciales H.P.P. (Cartas al Director, Diario Las Ultimas Noticias, miércoles 6 de Julio del 2005).

El movimiento estudiantil chileno de los años 80 –hermano de los otros del Cono Sur y primo de los de atrás de la cortina de hierro y la muralla China – todos lo saben, nació en Valparaíso. Y un perro fue su portavoz. Más bien, un quiltro... El Quiltro. Genuino nombre del románico-mapuche del cual venimos, querámoslo o no, por destino histórico. Fue la U.C.V. su docta pocilga. El puerto, su cuna libertaria. Y el movimiento estudiantil, el campo de acción del representante indiscutible de las armas y las letras caninas de la República interdicta.

Resulta innecesario subrayar que esta actitud de poética résistance, sitúa al personaje en la galería de los destacados en la memoria de la palabra impresa, junto a cuadrúpedos espíritus como Flush (cocker spaniel), el díscolo inglés nacido de la delgada escritura de Virginia Woolf; la ciega fidelidad de Wapi (el gran danés), forjado a golpes en los puños de hielo de James Oliver Curwood; el perro del regimiento del chilenísimo Daniel de la Vega; o los ladridos de las levas de Jordi Lloret, tránsfugas y sensuales como su propio dueño.

El plano visual no podía desmerecer. El periódico estudiantil El Quiltro, templado en una de las más certeras armas de un pueblo desarmado, el humor, recogió espontáneamente su figura del canasto de Palomo, el que llevó la muralla a la viñeta, en donde un perro pudo levantar una pata sobre las botas de un general usurpador, sin mojar el papel. Y con él vinieron Guillo, Quino, Hervy y los maestros del Cono Sur del humor, en oblicua batalla contra los maestros del Cono Sur del horror.

Indudable, la imagen del Quiltro -estilizada en segunda generación por los dedos publicitarios del Can Cino- se añadiría a la historia visual enarbolada por Washington, Idefix, Mendieta o Snoopy, entre un número incontable de narices frías. Texto y visualidad, ojo y voz, grito y rayado, serían los componentes del pasquín más popular de la historia del movimiento estudiantil de Valparaíso y chileno. Y a veinte años de esa historia, El Quiltro vuelve.

Llevado a la pantalla editorial y en formato real, por sus propios realizadores, los 22 números del periplo 1982 – 1986, y bajo el auspicio de Ediciones Vertiente, el libro de “El Quiltro” está llamado a ser uno de los aullidos editoriales del año. Considerado ya en su primera edición como un hueso bibliográfico de la memoria del movimiento estudiantil chileno, el perro no espera: mil ejemplares serán lanzados de nuevo a las calles del mercado nacional (sin collar, pero numerados) para placer y conocimiento del lector perro, (el pulga) y el humano.

¡Atenti!
¡El Quiltro Viene! ¡Liberty lo trae!